La música disco me llevó a Filadelfia y su característico sonido Philly que convirtió a la ciudad en la nueva meca de la vanguardia musical afroamericana de principios de los 70’s.
DIGNIDAD - LUCHA NOBLE Y ORGULLO, así se manifestó la lírica Philly. Un mensaje acompañado de bases con bajos funkeados, licks de guitarra al estilo Willie Henderson(1), batería y beats escuela James Brown entre el 62-63 y los más exquisitos vientos y cuerdas orquestadas. Guiadas por un piano y un vibráfono que se transformarían en el ingrediente clave del sonido Philly, creado por la dupla Gamble - Huff que de movida consiguieron la MFSB (una orquesta compuesta por más de treinta músicos con base en Filadelfia), y la pusieron a su disposición para todos los arreglos que embellecian y acompañaban las melodías bailables en las masterpiece.
Los vientos de esas producciones dejan un canturreo en el aire, melodías que comenzaron en el funk al igual que la automatización del beat en las manos del batero de James Browen, Melvin Parker (hermano del saxófonista Maceo Parker (Parliament-Funkadelic), también miembro de la banda de Brown) que tocaba con precisión digital y un groove salido de Detroit, bien negro y callejero. Este galope permitía que le mezclen líneas pegadizas y bailarinas de bajo, coros estilo gospel, vientos sutiles y arreglos de cuerdas que ambientaban el track, para dejar en primer plano al piano y vibráfono, que llevan la melodía. Ese fue el truco.
Un sonido urbano exquisito con potencia dosificada de placer negro, comandados por la dupla Gamble - Huff que llevaron a Filadelfia a la madre del beat, pasando por el sonido Philly, creando así la música Disco. Así fue y el auge se extendió hasta 1975. Perlas musicales hasta el momento únicas, perfume en el aire, un baile eterno con el beat.(2)
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